HomePublicacionesArtículos de coyunturaLas apatías, las cobardías y las incompetencias en el régimen de excepción

Las apatías, las cobardías y las incompetencias en el régimen de excepción

Las apatías, las cobardías y las incompetencias en el régimen de excepción

Los regímenes de excepción son períodos y situaciones en las cuales el orden y la estructura constitucional se suspenden parcialmente. El gobierno asume el control bajo condiciones en que quedan en suspenso algunas libertades y derechos fundamentales.

El toque de queda y las órdenes de reclusión y de aislamiento social son formas de ejercicio del poder político en las que la colectividad queda privada del reconocimiento de sus derechos. Durante los estados de excepción, en general, pero durante un estado de emergencia en particular, el régimen político del país hiberna bajo el manto de la extraordinariedad y de la excepcionalidad.

Las graves circunstancias que afectan la vida del país revelan las más grandes falencias del Estado. Más allá de las previsiones en la caja fiscal, en las que se advierte el razonablemente acertado manejo de las cifras y de los datos económicos, las fallas más notables que nos revientan en la mirada de lo clamorosas y lacerantes que son la comparativamente miserable infraestructura que tenemos.

Gobierno tras gobierno el dinero se ha ahorrado y nuestra economía ha protegido su caja, pero el grado de gasto público o de inversión ha sido muy mal diseñado, peor ejecutado y pésimamente monitoreado, evaluado, controlado y corregido…

Mi especialidad no es la economía y por esa razón me inhibo de profundizar en las causas. Mi preocupación central es la falta de visión política, el marco normativo para el planeamiento y para la ejecución de proyectos de infraestructura y desarrrollo y las competencias y actitudes de los operadores políticos responsables de que nos encontremos donde estamos.

El problema, en dos palabras, es la falencia estructural, organizacional y humana del Estado. Más allá de los planes y del marco normativo, el gran operador del cambio no es la tecnocracia, ni la burocracia, que tienen la obligación de seguir normas y de subordinarse a quien tiene la autoridad para tomar las decisiones.

El problema tampoco es si hay o si no hay dinero, porque el dinero está en la caja, o mal que bien, puede acumularse… Ya hemos demostrado que operando inteligentemente la economía y las finanzas dinero hay.

Si el problema no es la tecnocracia, la burocracia ni la caja fiscal, ¿cuál es el problema? El problema es que el sistema político carece de operadores capaces y competentes para tomar decisiones estatales. Los partidos son los más grandes ausentes, y su ausencia da pie para la apropiación y concentración del poder por quienes ocupan puestos ejecutivos en el Estado.

Lo que tenemos son cascarones llenos de horror y de vacío. No hay líderes visibles y capaces, con luces suficientes para generar la corriente de conducción y de dirección consensuada y solidaria del país hacia un mismo norte nacional. Lo que tenemos son aventureros e improvisados. A la hora en que el país espera la lucidez y la voz de los líderes lo que comprobamos es que hay un exceso de ñandúes que entierran pico, poto y plumas bajo la arena y nadie da cara para colaborar en la gestión y manejo del país.

El líder persuade y convence. Es mentor y monitor. Coopera para formar una corriente de opinión pública. El Perú hoy carece de partidos y los remedos o caricatura de partidos que tenemos en vitrina son masivamente deficitarios en capital humano. Los mercenarios son los que se inscriben y matriculan para equilibrar ego y billetera durante los períodos de sus mandatos.

El Perú, como el planeta entero, padece de una plaga tan grave como la de la peste bubónica en el siglo XV, o como la de la fiebre española a comienzos del siglo XX. Pero el castigo peor que recibimos es que la apatía política viene reproduciendo una generación patológicamente onanista. Lo que motiva e incentiva a quienes ocupan puestos políticos es el engolosinamiento en mendrugos episódicos de poder y de acceso a la fama o al dinero. Esos son los éxitos o los logros que pretenden quienes mendigan por votos para luego acceder al goce narcisista durante sus períodos de gobierno o de representación.

Esta es nuestra realidad y el reto que tiene delante el Perú. Durante los 80s enfrentamos al terrorismo y el gobierno pudo valerse de las Fuerzas Armadas para enfrentar la coprofagia de la subversión. Hoy, desprovistos de los cuadros militares en un régimen republicano, quienes tienen que dar la talla somos los ciudadanos sin uniforme.

Digámoslo con claridad… sin partidos políticos dignos de esa naturaleza el Perú está privado de la columna vertebral y del cerebro en su cuerpo político. Los partidos políticos son los responsables de la visión y de la gestión. Visión y gestión. La mirada de futuro hacia el que nos dirigimos y la capacidad de acción para diseñar proyectos y para implantarlos y medir el impacto de las medidas que se adopten.

Si no tenemos la capacidad para inventar a nuestros líderes seguiremos reptando o rampando rastreramente en medio de eventos y de tendencias que repetimos ciega y cíclicamente. No importa cuánto dinero tengamos en la caja fiscal. El gobierno central puede asignar las partidas que mejor le parezcan… pero con el sistema de gestión que tenemos, sin líderes ni gerentes de la política nacional y local, el dinero que con tanto esfuerzo ha acopiado el Estado se irá al estercolero o al tanque séptico de nuestra historia.

Es estado de excepción en que nos encontramos no debe confundirnos… ahora es cuando mejor podemos ver y apreciar, como con lentes de aumento, que la ausencia de partidos políticos impide tanto la canalización de las energías colectivas hacia metas apropiadas, como mejores niveles de ejecución del gasto público por ineptitud, cobardía, o apatía de quienes carecen de capacidad para gobernar…

Escrito por

cdelgadoguembes@gmail.com

Investigo y enseño sobre la gestión representativa y los procesos de la institución parlamentaria, a partir de mi vínculo profesional con el Congreso peruano desde el año 1980. He organizado los primer y segundo congresos internacionales de derecho parlamentario, que tuvieron lugar en Lima, los años 2005 y 2012, con presencia de expertos nacionales, españoles, italiano, francés y alemán. He publicado varios libros de estudios sobre las instituciones y los procesos parlamentarios. También he publicado en revistas especializadas con artículos puntuales sobre problemas de carácter parlamentario. Adicionalmente he realizado publicaciones también sobre temas culturales, de género y de música.