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Entre la anomia y la normopatía…

Entre la anomia y la normopatía

La experiencia de confinamiento nos termina ofreciendo opciones de reinvención personal interesantes e insospechadas… En este espacio me propongo compartir algunos datos etnográficos que podrán en algún momento servir para escribir la antropología de la surrealista experiencia que nos ha tocado vivir este cabalístico año 2020.. Me referiré a mi experiencia como profesor universitario…

Gracias a la invitación que me hizo Ernesto Álvarez Miranda tuve la oportunidad de empezar a enseñar en el pregrado de la facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres. Mi curso es Teoría Constitucional, y en él se presenta desde el origen del Estado hasta el control que sobre los usos del poder realizan el parlamento y los jueces constitucionales.

A prácticamente la segunda semana de clases empezó la política general de confinamiento general en todo el país…
Esa noticia me llevó a una primera serie de interrogantes sobre cómo afectaría la reclusión el proceso de enseñanza en la universidad.

Luego de indagar un poco con mi hijo Jacobo, que es profesor y que tiene ya alguna experiencia en el uso de las tecnologías para la enseñanza escolarizada, encontré un método que me permitía continuar con mi responsabilidad de dictar mis clases sin sufrir consecuencias generadas por la inasistencia presencial de profesores y de alumnos a un aula…

Mi compromiso con la universidad y con los alumnos me exigía proveerme de medios alternativos, efectivos y eficaces, para actuar responsablemente en una coyuntura que, por inacción o incompetencia, podría anular o minimizar los beneficios de un curso bien dictado.

Mi estrategia consistió en hacerle saber a la delegada del aula que le suministraría mis clases por video y le pedí a ella que me hiciera el servicio de conseguirme los correos electrónicos para poder intercambiar con mínimos de eficiencia comunicaciones entre los alumnos y el profesor. Contar con las direcciones electrónicas, en mi esquema estratégico, sería la manera en que podría comunicarles que los citaba a una sesión en ZOOM para proceder con el dictado de mi clase.

Para recibir y enviar correos no existía ningún problema, excepto que, debido a que como yo ya tengo 3 distintas direcciones electrónicas, no utilizaría la dirección electrónica de la Universidad San Martín de Porres, para evitar más frentes de comunicación que con los que ya vivo en niveles peligrosos de saturación comunicativa.

Como complemento de mi esquema estratégico, necesitaba algo de apoyo en materiales, de forma que los alumnos estuvieran mejor preparados para comprender mi exposición por ZOOM. Para lograrlo, con la ayuda de mi hijo Jacobo, aprendí a utilizar el programa SCREENCAST, con el que se pueden grabar presentaciones de clase, sea grabando directamente la imagen del profesor, o compartiendo la pantalla con un power point mientras se explica el contenido de la diapositiva…

Mi mejor opción era hacer la explicación oral mientras presentaba las diapositivas de la clase… Y así empezó mi reingeniería… Aprendí a usar el SCREENCAST, y aprendí a usar el ZOOM… Esas serían mis herramientas para dictarles mi curso a mis alumnos…

Y avancé enormemente… Entre el 20 de marzo y el 19 de abril de este año llegué a grabar aproximadamente 30 videos en SCREENCAST, que luego subí a YOUTUBE… Colgados como están, el acceso a cualquiera es totalmente libre… Ese sería mi material para el dictado a través de ZOOM…

Sin embargo, conforme avanzaron las semanas, la Universidad invitó a los profesores a cursos de capacitación en la plataforma virtual con la que deben empezar a dictarse los cursos… En buena cuenta, me encontraba entre Scila y Caribdis… o continuaba preparando mis clases con mi sistema y estrategia, o me dedicaba a aprender la plataforma virtual…

Opté por priorizar la preparación de mi material y quedar como observador marginal de las capacitaciones mientras, además, me documentaba sobre la forma en la que otras universidades habían acometido el reto… y así supe que en la Universidad del Pacífico las aulas virtuales funcionan en la plataforma Blackboard COLLABORATE, al igual que la UPC y la PUCP… mientras que la Universidad San Martín de Porres funciona en una plataforma menos flexible (MOODLE), y también me enteré que en la PUCP se había preparado el sistema invirtiendo una buena suma de millones de dólares para no tener que depender del servicio de internet que ofrecen las empresas de telefonía nacionales…

Un dato adicional que me pareció especialmente importante fue que en la Universidad del Pacífico los profesores cuentan con el apoyo de un técnico en informática durante el dictado de sus cursos para asegurarse que, durante la clase, no se presentan inconvenientes técnicos, sea porque hay desperfectos en la imagen o en el sonido, o porque los alumnos o los profesores no manejan con solvencia técnica la plataforma en COLLABORATE…

Durante las semanas que fueron entre el 16 de marzo y el día de hoy, 22 de abril, resulta que mi capacidad para seguir tutoriales, instrucciones y clases virtuales que dejó en una situación de marginalidad y de exclusión funcional, al punto que en la encuesta que realizó la Universidad respondí que no me calificaba como preparado para usar el aula virtual de la San Martín de Porres con la plataforma MOODLE y el sistema del BIGBLUEBUTTON (BBB).

Para simplificar la historia, ya que quedó explicado que yo mismo había tenido la visión de prepararme y me había asegurado que no fallaría en el cumplimiento de mi compromiso académico con la universidad y con los alumnos, esta mañana, a las 9:52, la Direccion Academica de la Facultad de Derecho de la Universidad San Martin de Porres, me comunico que “tenia a bien” informarme, que “se habia visto por coveniente” reemplazarme en el dictado de mi curso de Teoria Constitucional.

Sin que se me diera ninguna explicación adicional, deduzco que la decision se debe a que no alcance a adiestrarme lo necesario en la plataforma del aula virtual de la universidad.
Podria tratarse de una decision razonable…

Sin embargo, como profesor y como ciudadano, no puedo dejar de preguntarme, por qué se prefiere desechar a un profesor insuficientemente capacitado para manejar el aula virtual, pero que, sin embargo, está efectivamente compartiendo sus clases durante tres semanas, con sus alumnos… y la prueba es el material preparado exprofesamente para el dictado que comprende los cerca de 30 videos, de 15 minutos cada uno, que estan a libre disposicion en YOUTUBE.

Mi actitud y mi conducta demuestran que no es por ausencia de actitud o de destrezas tecnologicas, sino de inadecuado adiestramiento en la plataforma virtual de la universidad San Martin de Porres que haya quedado excluido del dictado… por lo menos temporalmente…

Me pregunto si no estamos ante un caso de conflicto entre dos principios. La libertad de empresa para escoger el canal de distribucion de los servicios por los que cobra, y la libertad de enseñanza del profesor para usar la tecnologia de un modo distinto para llegar a sus alumnos, sin el filtro centralizado de la burocracia organizacional.

Si la preocupación fuera válida, ¿no es mas directo, personal y eficaz el proceso de aprendizaje si te comunicas directamente por zoom y por correo electronico con tus alumnos, a que se te obligue a que lo hagas bajo la plataforma centralizada de la universidad?

Luego de comentar este mismo asunto con algunos amigos, he recibido dos tipos básicos de reacciones. Por un lado, quienes me reprochan que haya actuado “díscolamente” favoreciendo el desorden y la anarquía… que no respete la decisión de la empresa de decidir cuál es el canal de distribución de sus productos o servicios… que he actuado de manera indisciplinada y contraria al orden del patrón… o que quien contrata pone los medios para la difusión de las clases, y los profesores solo tienen que usarlos u optar por dejar de enseñar, porque el sistema no puede estar a disposición de individualidades.

Otro grupo de amigos, me explican que el suceso se explica porque la universidad quiere mantener el control y dominio a través de las formas, en vez de priorizar el cumplimiento de los contenidos y objetivos del aprendizaje…

También he recibido comentarios mucho más fuertes, como que a la universidad más pareciera haberle interesado cumplir con los parámetros relacionados con su ganancia y el mantenimiento de sus sistema de control y medición que el proceso efectivo del aprendizaje de los alumnos…

Para otros mi experiencia es sólo resultado de mi tozudez y de mis ganas de joder…

El propósito de este espacio es motivar la discusión y la deliberación sobre un asunto que creo debe tener algún mínimo de interés público…¿estamos ante el dilema entre libertad de empresa y libertad de enseñanza o de cátedra? ¿o exagero?

¡Buen día a todos! Y quedémonos en casa… aquí tengo yo otro reto para reinventarme… ¿habrá chance para mí como youtuber o como influencer en youtube… o mejor pienso en otra cosa?

Escrito por

cdelgadoguembes@gmail.com

Investigo y enseño sobre la gestión representativa y los procesos de la institución parlamentaria, a partir de mi vínculo profesional con el Congreso peruano desde el año 1980. He organizado los primer y segundo congresos internacionales de derecho parlamentario, que tuvieron lugar en Lima, los años 2005 y 2012, con presencia de expertos nacionales, españoles, italiano, francés y alemán. He publicado varios libros de estudios sobre las instituciones y los procesos parlamentarios. También he publicado en revistas especializadas con artículos puntuales sobre problemas de carácter parlamentario. Adicionalmente he realizado publicaciones también sobre temas culturales, de género y de música.